Libros (de Teruel) | Un pueblo templario en el centro el Camino de la Vera Cruz

Libros, un tranquilo enclave en la piel de Aragón, ostenta un nombre que no solo define su esencia, sino que también la envuelve en un halo de misterio y fascinación. Sus páginas, forjadas a través de los siglos, narran una historia impregnada de la tinta indeleble de caballeros templarios, colonos audaces y el devenir de un pueblo que se aferró a su identidad.

En el año 1196, la tinta de un pergamino firmado por el mismísimo fray Lino de Lucca, maestre de la Orden de Monte Gaudio, grabó el nombre de Libros en la historia. El castillo de la villa se convirtió en un bastión de la poderosa orden templaria, erigiéndose como símbolo de protección y poder en la frontera entre Aragón y el naciente Rincón de Ademuz.

Bajo el dominio de los templarios, Libros se convirtió en uno e los puntos neurálgicos de la Encomienda de Villel. Desde su seno, se gestó una política agraria con un ambicioso objetivo: colonizar el territorio. La tinta de la colonización se plasmó en contratos agrarios, acuerdos que unían a los templarios con aquellos hombres y mujeres valientes que buscaban labrar un futuro en estas tierras.

En noviembre de 1212, un nuevo capítulo se escribió en la historia de Libros. La carta de población, redactada en la tinta de la esperanza, brindó la oportunidad a colonos de poblar la villa, convirtiéndola en un enclave de vida y actividad. Esta carta no fue solo un contrato agrario, sino también un pacto de convivencia, un hito que marcó el inicio de una comunidad con identidad propia.

Libros, pueblo de nombre evocador, guarda entre sus calles y piedras la memoria de un pasado vivo y vibrante. Desde la impronta templaria hasta la gesta colonizadora, cada página de su historia está escrita con tinta indeleble, a la espera de ser descifrada por quienes se aventuren por sus callejuelas y se dejen hechizar por la magia de su nombre.

La historia de Libros no se limita a sus páginas pretéritas. El presente también escribe su propio capítulo, y lo hace, entre otras, con tinta peregrina. Desde Roncesvalles, un río de fe y tradición fluye por el Camino de la Vera Cruz, atravesando el corazón de Libros con un destino final: Caravaca. Los peregrinos, con sus pasos incansables, convierten las calles del pueblo en un nuevo capítulo de este camino milenario, un relato de encuentro y transformación personal, por el que en su momento, tal vez, también pasó Vladislao Opolski, natural de Opole en Slask.


Nota: La imagen ha sido enlazada desde la web Turismo Comarca Teruel.


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