90 años del robo de la Cruz de Caravaca: 14 de febrero de 1934

En la noche del 13 al 14 de febrero de 1934 tuvo lugar el robo de la Cruz de Caravaca, un hecho que conmocionó a la localidad y a todo el país. La repercusión fue tal, que el juez local don Andrés León Pizarro, que inicialmente en encargo del caso, fue sustituido por el juez de Daimiel, don Antonio Álvarez del Manzano y García Infante, que fue nombraba ex professo como juez especial para esclarecer lo ocurrido.

La investigación realizada por el juez, y la Guardia Civil, no consiguió resultado alguno para la recuperación de la reliquia, dada la nocturnidad del robo, la falta de testigos y la ausencia de pruebas en el lugar de los hechos que hubieran podido ayudar a llevar las pesquisas a alguna conclusión. Por lo que la investigación se dio por concluida el 12 de mayo del mismo año, aunque se volvió a retomar en 1939, una vez finalizada la guerra, y también sin resultados, fue sobreseído en 1959 por orden de la Audiencia Provincial de Murcia.

Este robo se produjo en el contexto del clima previo a la Guerra Civil Española del 1936, en el que se mezclaban elementos anticlericales y otros de corte ultrareligioso, en un ambiente pseudorevolucionario como reaccionario, a lo que hay que añadir la supuesta presencia en la localidad de foráneos, de extranjeros de origen desconocido. Esto último llevó a que en distintos momentos se haya planteado, incluso, que la reliquia fuera robada para llevarla a México, al estar allí radicada del ciudad de Veracruz.

Las Lágrimas del Temple parte de aquel hecho de 1934, debido a unos sucesos delictivos que tienen lugar en 2014, 80 aniversario del robo, en Caravaca de la Cruz y que darán lugar a una nueva investigación policial que llevara hasta los orígenes mismos de la primera cruz que llegó a la localidad en el siglo XII.


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